jueves, 24 de marzo de 2011

Los Años 80: Inventarios y Recortes

"Inventarios", muestra individual. Museo Nacional de Bellas Artes,
La Habana, 1981. Foto: Grandal.

"Inventarios", Inauguración.
( Al fondo, de perfil, un jovencísimo José Bedia )

"Inventarios". Foto: Grandal. La obra y la artista.

"Incomunicación", pieza de la muestra "Inventarios".
Foto: Grandal.



"Pintura Joven", por Gerardo Mosquera.
Diario "Granma", 8 de Noviembre de 1981
(en 4 fragmentos).


Diario "Tichrin" de Damasco. Julio
de 1981. ( Eran otros tiempos )
"Los inventarios de Nélida López", por Ricardo Villares.
Revista" Bohemia", Agosto 7 de 1981.

lunes, 7 de marzo de 2011

Telas Pintadas en Madrid, 2002-03

Estudio de la artista en Madrid, 2003

"El Camino" 2002
acrílico/tela
100 X 81 cm
"Esmalte Rosa Natural" 2002
acrílico/tela
100 X 81 cm
"Las Cuatro Edades" 2002
acrílico/tela
100 X 81 cm
"Arco Dividido" 2003
acrílico/tela
100 X 81 cm
"Sin titulo" 2003
acrílico/tela
100 X 100 cm
"Inolvidable" 2003
acrílico/tela
100 X 81 cm
"Latidos" 2003
acrílico/tela
100 X 81 cm
"Paraíso" 2003
acrílico/tela
100 X 81 cm
"Sin titulo" 2003
acrílico/tela
100 X 100 cm
"Un Presagio" 2003
acrílico/tela
100 X 100 cm

miércoles, 2 de marzo de 2011

NIÑAS VOLANDO. Años 60





Empecé a dibujar las niñas volando después de que ingresé en la ENA; seguí trabajando en ellas mientras estuve allí y continué cuando trabajaba en el periódico JR como ilustradora. Aparecían en el semanario infantil Pionero y en otras publicaciones. Después las fui dejando, marcada ya por mi encuentro con la fotografía, que me llevó por otros rumbos. Eran niñas pequeñas y juguetonas que revoloteaban en todas direcciones, persiguiéndose, alborotando y riéndose, sujetaban una alfombra mágica por las puntas y a veces una de ellas se recostaba con su carita entre los brazos, pensativa. Una vez pinté un cuadro al óleo con una niña dormida en un sofá y por encima se veíal lo que soñaba: niñas volando. 


























Gustó mucho ese cuadro. La niña dormida o pensativa era yo misma. Me gustaba creer que habia un lugar especial donde pocos podian ir. Era mi manera de mostrar la perplejidad ante las cosas que no comprendia, ante el mundo nuevo al que me estaba asomando. Quiás me estaba costando adaptarme a los cambios deslumbradores que me rodearon desde que llegué a La Habana. Me replegaba a donde me gustaba estar o  donde podia. Dibujaba y soñaba al tiempo que la realidad me moldeaba, me halaba y me retaba. Recordar, casi siempre duele, pero es dulce, lo acabo de comprobar.