martes, 7 de diciembre de 2010

Los Años 70: Fotorrealismo

Trilogía "Estudio, Trabajo y Fusil". Primer Premio de Dibujo del
Salón Nacional de Artes Plásticas, 1974.


Dando un gran salto de seis años, de lleno ya en el mundo de la fotografía; permeada y saturada por el quehacer del dibujo, fundamentalmente; de la línea, de los puntos de la plumilla y de los efectos que se logran imitando las calidades de una foto sobre el papel, participé en un concurso nacional de artes plásticas y gané el primer premio de dibujo, con una trilogía que se titulaba "Estudio, Trabajo y Fusil", consigna muy en boga en aquel tiempo.

Y de nuevo comenzó otra etapa en mi vida, pero esta vez en mi trabajo como creadora, porque ese premio me impulsó a seguir experimentando con el fotorrealismo; trabajé arduamente y con entusiasmo. Los dibujos fluían uno tras otro. Usaba un pantógrafo para ampliar las fotos que escogía para trabajar. Y ahí estaba el primer acto creativo: escoger entre docenas de fotos la que yo quería usar para un nuevo dibujo. También usé un proyector pero, a diferencia de los otros fotorrealistas, me aficioné más al pantógrafo. Cuando planteaba un nuevo dibujo en la cartulina, aquello parecía no tener pies ni cabeza; nadie entendía lo que sería hasta que lo terminaba. Usando como referencia ciertos rasgos, aparentemente al azar, comenzaba a llenar de claroscuros y sombras la superficie de la cartulina hasta que, de pronto, empezaba a definirse asombrosamente la misma imagen de la que me había apropiado; pero el acto creativo se había consumado, ya no era una fotografía, era otra obra de arte, un concepto distinto del que le dió inicialmente el fotógrafo.

Pantógrafo similar al utilizado por Nélida López.
Partiendo de la foto(F) se llega al dibujo
ampliado(C).












Participé activamente en cuanta exposición colectiva se organizaba. Mis obras se expusieron en exposiciones de arte joven cubano en muchos países durante toda una década, entre 1974 y mediados de los 80. También hice mis primeras exposiciones personales y gané algunos premios más. La prensa se hacia eco de mi trabajo; se publicaron muchas reseñas, artículos y entrevistas. A mis veintitantos años, el hacer fotorrealismo me proporcionó la atención y hasta los mimos de los medios; se podría decir que tenía éxito. Éxito no monetario, claro está, porque en Cuba no se comercializaba el arte en los años 70.


El fotorrealismo fue un ismo que nos invadió y arrastró a su paso a muchos artistas de mi generación, convirtiendose en un modo de hacer durante un tiempo. Yo no fuí la única, hay muchos nombres, pero sí creo que fui la primera pintora cubana fotorrealista.


En su Estudio. La Habana, 1977.
Foto: Grandal




Los primeros dibujos de la serie "Rostros" se basaban en una sola fotografía, cada uno, pero después empecé a cortar y combinar( con tijeras y pegamento ) fragmentos de distintas fotos a la hora de hacer los bocetos. Estos collages reflejaban un concepto diferente, al editar y redistribuir las imágenes para crear nuevas composiciones, con nuevos significados e interpretaciones. Luego ampliaba el boceto con el pantógrafo y trabajaba la imagen a plumilla, como en los primeros dibujos, pero también empecé a experimentar con la mancha y el color y otras técnicas, como la litografía, alejándome cada vez más del fotorrealismo como tal, pero usando siempre la fotografía como base.




En su estudio. La Habana, 1976.
Foto: Gory.









"Esos Caprichos del Viento"
Óleo sobre tela, 1981.